El concepto de nube híbrida gana popularidad entre las empresas de todos los tamaños y todas las industrias.
¿Qué la hace tan popular? La respuesta está en la combinación de nubes públicas y privadas y su coordinación a través de una capa de orquestación que permite mover fácilmente datos y aplicaciones a la plataforma que más convenga para el negocio en cada momento, de manera sencilla y dinámica.
Así, ofrece el ahorro de costos y las capacidades de escalabilidad bajo demanda sin límites de múltiples nubes públicas con las habilidades de recuperación ante desastres, la redundancia total y el compliance de las nubes privadas. Una característica esencial de las nubes privadas es el de la menor latencia: al alojar aplicaciones en un centro de datos o en nodos de borde (edge), se obtiene un mejor tiempo de respuesta, se consume menos ancho de banda -tanto nacional como internacional- y se alcanza una mejor soberanía de los datos.
La capacidad de mover cargas de trabajo entre nubes públicas y privadas a medida que cambian los requisitos es esencial en un contexto tan vertiginoso como el que vivimos en la actualidad.
Pero, además, este modelo aporta numerosos beneficios adicionales. Por ejemplo, permite minimizar los gastos de capital, algo no menor en una época en que muchas empresas enfrentan presupuestos de IT cada vez más ajustados en combinación con un incremento en la demanda de servicios digitales. La nube híbrida permite incorporar capacidad de computación, procesamiento y almacenamiento para dar soporte a estos nuevos servicios sin invertir en un costoso equipamiento para el centro de datos interno.
Esto elimina también la necesidad de ampliar la infraestructura en momentos de actividad estacional excesiva, como pueden ser las ventas navideñas o un Hot Sale de comercio electrónico: simplemente se contrata capacidad para esas fechas y se vuelve al estado original al final del periodo.
Por otra parte, permite mantener el control de las cargas de trabajo sensibles, como los registros de clientes que contienen tarjetas de crédito o la información financiera, alojándola en su nube privada local, mientras se utiliza un proveedor de nube pública para recursos menos críticos.
Otra ventaja clave es que acelera el despliegue de nuevos productos y servicios. Esta velocidad de entrega es fundamental para ganar velocidad en términos de time-to-market.
En tiempos en que los datos son centrales para la operación del negocio, la nube híbrida garantiza que la empresa esté protegida contra una falla en un sitio físico (ya sea propio o de un proveedor cloud): las múltiples copias de seguridad en diferentes locaciones protegen la información incluso contra ataques masivos, errores humanos o desastres naturales.
Desde el punto de vista de la experiencia del usuario, todo resulta transparente: no importa en qué nube esté alojada cada aplicación ni el dispositivo que utilice para accederla, en todo caso contará con el ancho de banda adecuado para completar su tarea con el máximo desempeño.
En conclusión, la nube híbrida combina lo mejor de dos mundos para ayudar a las empresas a prepararse para un futuro que está llegando de manera acelerada.
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